martes, 17 de febrero de 2009

Muere en Lisboa Conchita Cintrón, la Diosa Rubia (y eterna) del Toreo

La conocida como Diosa Rubia del Toreo, Conchita Cintrón ha fallecido hoy martes a los 86 años de edad en su casa de Lisboa víctima de un fallo cardiaco.

Concepción Cintrón Verill, como rezaba su carnet de identidad, nació en Antofagasta (Chile) el 9 de agosto de 1922 pero pronto marchó a Perú junto a su familia por las obligaciones profesionales de su padre, militar de carrera.

Cintrón fue universalmente conocida como rejoneadora, aunque también toreó a pie, enfundada siempre en traje corto siendo la única fémina que toreó en España durante la prohibición franquista a las mujeres toreras.

Apodada la 'Diosa de Oro' por sus rubia cabellera actuó como rejoneadora por vez primera en un festival benéfico celebrado en la plaza de Acho de la capital de Perú el año 1936 y su presentación a pie tuvo lugar en ese mismo país el 31 de julio de 1938 en la que fué la histórica Plaza de Toros "Juan Belmonte" de Tarma.

Un año más tarde debutó en México y no sería hasta el 23 de abril de 1945 cuando hiciera su presentación en España, nada menos que en la Real Maestranza de Sevilla.
Conchita Cintrón, la Diosa Rubia (y eterna) del Toreo, Virreina del Redondel, Amazona de los Incas, el amor de la andanada de Gerardo Diego, murió ayer por la mañana en su domicilio de Lisboa, cerca de unos juveniles y elegantes 86 años de edad, a causa de un paro cardiaco.

Conchita, que se sentía torero antes que rejoneadora, señora de los toros, convivió con las máximas figuras y matadores de distintas épocas, desde Juan Belmonte a Antonio Bienvenida, desde Pepe Luis a Álvaro Domecq, en unos años en los que a las mujeres no se les permitía echar pie a tierra en España. Pero ella encontraba siempre el resquicio de la ley en festivales, porque cuando verdaderamente se sentía era con muleta y capote en las manos. Nació en Chile, vivió en Perú, se apasionó y creció como artista en México, sintió España y murió en Portugal.

Su biografía dice que nació en Antofagasta (Chile) un 9 de agosto de 1922. Su padre, Francisco Cintrón, puertorriqueño de nacionalidad norteamericana, fue el primer extranjero en graduarse en West Point. Destinado en Panamá, conoció a Loyola Verril, con quien se casó. Avanzados los años veinte firmó un contrato comercial y fue trasladado a Lima. Allí Conchita conoció a su maestro Ruy da Cámara en la Escuela de Equitación, que se convirtió en cónclave taurino.

En enero de 1936, se organizó en la plaza de Acho un festival benéfico con becerros de media casta. La niña Conchita Cintrón llenó la plaza y cautivó con unos rejoncillos y sus 14 años. Su vida fue de película. El matador mexicano Chucho Solórzano, contratado en Lima, conversó con Ruy da Cámara para que se presentase en México. En la Plaza del Toreo debutó con bien: «Toreó por verónicas en forma inconcebible.
Esbelta, con las manos bajas, parando a ley, templando y mandando, puso de pie a la multitud». Desde 1939 a 1943 sumó entre la capital y los estados 211 corridas, matando a estoque 401 toros. Alternó con lo más selecto de la torería mexicana: Armillita, Lorenzo Garza, El Soldado, Procuna, Silverio Pérez, Solórzano.
Tres marcaron su carrera al ser testigo de su muerte en el ruedo; Juanito Gallo, Alberto Balderas y Carnicerito de México. Pisó también las plazas de Quito, Bogotá, Medellín, Caracas y Lisboa previamente vetada.

Desde siempre la ilusión de Conchita Cintrón fue culminar su carrera toreando a pie en España. Da Cámara nombró a Marcial Lalanda representante para intentar allanar baldíamente el Reglamento que prohibía a las mujeres torear a pie. Debutó a caballo en la Feria de Sevilla de 1945. El éxito, como siempre, le acompañó.
El 13 de mayo de 1945 rejoneó y triunfó con un novillo de Garcigrande en Las Ventas. En total alcanzó las 38 tardes. Pero el permiso para hacerlo a pie no llegó. Tan sólo lo logró en festivales y en el campo. En 1950 concluyó su carrera; en 1991 amadrinó a caballo la Feria de Nimes y, de manera testimonial, la alternativa de María Sara.
Escribió artículos en prensa, dos libros -«Recuerdos» y «¿Por qué vuelven los toreros?»-, y pintaba en los últimos años. Debutó en Madrid en una exposición («Profundidad») con Peñuca de la Serna en 2006. Y el éxito volvió a cabalgar a su grupa.