Ponce ¡torero! ¡torero!
¡torero!
Crónica: Carlos Castillo - perutaurino.blogspot.com
En tarde triunfal el matador español Enrique Ponce y el francés Sebastián Castella salieron a hombros por la Puerta Grande Acho, tras cortar dos orejas cada uno. El peruano Alfonso de Lima dio vuelta al ruedo. Contribuyeron al éxito de la denominada "Corrida de la Beneficencia" el buen juego dado por los toros de Roberto Puga y Montegrande. En cambio el remendo de Santa Rosa de Lima saco complicaciones.
Domingo 9 de noviembre de 2014. Plaza de toros de Acho. Tercera corrida de la Feria del Señor de los Milagros. Con tres cuartos de entrada en los tendidos. Se lidiaron cuatro toros de Roberto Puga (2º, 4º, 5º y 6º), uno de Montegrande (3º), bien presentados, justos de fuerzas, pero de buen juego en general, predominando la nobleza y la calidad. Aunque fueron ligeramente castigados en la pica, excepto el salido en tercer lugar, fueron aplaudidos en el arrastre. Y uno de Santa Rosa de Lima (1º), justo de presentación que saco complicaciones por lo que fue pitado en el arrastre.
Enrique Ponce, silencio y dos orejas.
Sebastián Castella, oreja y oreja.
Alfonso de Lima, palmas y vuelta al ruedo.
Enrique Ponce estuvo rotundo y volvió a dar cátedra del toreo bueno en el cuarto astado de la tarde, bravo, noble, repetidor y con clase al que cuajó una faena armónica, completa de principio a fin, perfecta en técnica. Su triunfal y larga faena que brindó a la afición de Lima estuvo llena de magisterio, empaque, elegancia y torería, por lo que la afición le alentaba gritándole ¡Torero!, ¡Torero!. Ya hecho amo del toro finalizo con sus clásicas poncinas, abaniqueos y desplantes para después matar de estocada en el sitio entrando bien por lo que el público entregado con el diestro le solicito mayoritariamente las dos orejas que la autoridad inmediatamente concedió. En el que abrió plaza de Santa Rosa de Lima, con poca raza y que tuvo complicaciones, estuvo solvente, queriendo lograr muletazos estimables, pero sin ir a mayores por lo que opto por realizar una faena de aliño y matar de estocada defectuosa siendo silenciado. Sin duda alguna, aunque a las minorías no les guste la tauromaquia de Ponce, la faena realizada al cuarto de la tarde lo hace serio aspirante a conquistar el "Escapulario de Oro".
Sebastián Castella se hizo de una oreja por cada toro de su lote, demostrando madurez en su toreo de cercanías, de temple y mando. En su primero al que saludo con tres cambiados por la espalda y puso de pie a los aficionados supo cuajarle una faena valiente y de buen gusto por ambos pitones consiguiendo la primera oreja. En su segundo otro toro colaborador supo torearle con inteligencia, suavidad, profundidad y mando arrancando las ovaciones de los asistentes. Sus pases con la muleta adelantada y el toque suave al pitón contrario fueron de menos a más y tuvieron las pausas necesarias para no encimar a su oponente. Después de estocada algo desprendida le premiaron merecidamente con la segunda oreja que le valió para acompañar al director de lidia en la salida triunfal a hombros.
Alfonso de Lima puso todos sus esfuerzos para justificar su presencia al lado de dos consagradas figuras del toreo. El diestro nacional se topó con un primero noble, pero falto de trasmisión, mostrándose voluntarioso, aseado y variado pero sin llegar a redondear la faena, siendo aplaudido. En el que cerró plaza, bravo, noble y con calidad al que pico el mismo matador de turno se justificó. Estuvo decidido y valiente, haciéndose ovacionar en muletazos con esforzada actitud y decisión que calaron en los tendidos. Hizo los méritos necesarios para triunfar, pero la espada le impidió cobrar premio, por lo que su entonada labor se redujo a una aplaudida vuelta al ruedo.
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