Francisco Rivera "Paquirri", matador de toros, mandó y lidió hasta el final con el corazón lleno de media hora de vida y la pierna ahogada en la muerte mandaba y serenaba a médicos, cuadrillas, informadores y demás, como solo pueden hacerlo los hombres de raza, al final y tras un fatídico traslado en ambulancia murío. En lo que va de siglo hace el número 29 y el quinto desde la guerra civil, de este tributo sangriento irreversible que a veces se cobra esta fiesta de tremendas hermosuras, la tauromaquia.
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